Sansón, héroe de Israel




Según la Biblia (Reina Valera de 1960), (Jueces 13:24 Cf. Heb 11.32). El nombre Sansón se deriva de la palabra hebrea Shemesh (sumerio Shamash), que significa sol y que aparece con frecuencia en los nombres propios de los pueblos semitas. A 3 km al sur de Zora, el pueblo natal de Sansón (Jue 13.2), se encontraba la ciudad de Bet-Shemesh, casa del sol.


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Sansón nació sobre el siglo XI a.C., una época en la que los israelitas eran oprimidos por los filisteos. Un ángel de Dios se apareció a Manoa, de la tribu de Dan, en la ciudad de Zora, y a su mujer, que era estéril. El ángel les predijo que su hijo liberaría a Israel de los filisteos. Según él, la futura madre no debía tomar bebidas alcohólicas ni comer nada impuro. De acuerdo al nazareato (consagración a Dios), el hijo no debía cortarse el pelo.



Siendo joven, Sansón deja su pueblo para visitar las ciudades filisteas, donde se enamora de una mujer de la ciudad de Timnat, con quien decide contraer matrimonio, a pesar de la oposición de sus padres, que prefieren una joven israelita. De hecho, esta decisión es parte de un plan de Dios para atacar a los filisteos. De camino a la petición de mano, es atacado por un león al que da muerte. Yendo a la boda, observa entre los huesos del león un enjambre de abejas con miel, que ofrece a sus padres.



En la fiesta de boda organizada por Sansón, el héroe propone a treinta mozos filisteos un acertijo; si lo resuelven, les daría treinta piezas de lino fino y otros tantos vestidos. Si no, ellos les harían el mismo regalo a Sansón. Tenían los siete días que duraba la fiesta para resolverlo. El acertijo es el siguiente: «Del que come salió comida, y del fuerte salió dulzura». El enigma es una referencia al león que mató y la miel que de él salió. Como sólo Sansón estaba presente en esa lucha, los treinta mozos no pueden obtener respuesta durante tres días. Al cuarto, se dirigen a su mujer, amenazándola con prender fuego a ella y a la casa de su padre si no descubre la solución. Ante los lloros de su esposa, Sansón decide al séptimo día contarle la respuesta, y ella se la da a sus paisanos. Antes de la puesta de Sol de ese séptimo día, los filisteos le hablan: «¿Qué hay más dulce que la miel, qué hay más fuerte que el léon?». Sansón responde: «Si no hubieseis arado con mi novilla, no habríais adivinado mi acertijo» Baja entonces a Ascalón, mata a treinta hombres, a los que roba sus vestidos, y se los da a los mozos. Al llegar a casa de su padre, su esposa es dada a otro hombre. Cuando Sansón quiere verla, su suegro se niega, pero le ofrece la hermana menor de la mujer, más bella. En represalia, el israelita caza a trescientas zorras, atándolas por el rabo de dos en dos, y poniendo una tea entre ambos rabos, suelta a los animales por el campo, haciendo arder todas las cosechas enemigas. Para vengarse, los filisteos queman a su mujer y la casa del padre de ésta, a lo que Sansón responde dando a una paliza a muchos de ellos.



Tras esto, se refugia en la roca de Etán. Mientras tanto, los filisteos acuden a Juda pidiendo a Sansón. Tres mil hombres de este pueblo le encuentran, y prometiéndole no matarle, le atan y se disponen a entregarle. Pero cuando esto iba a ocurrir, Sansón rompe las cuerdas, se libera, y usando la quijada de un asno, mata a mil filisteos. Después de esto, es juez de Israel durante veinte años.



Tras ese tiempo, Sansón huye a Gaza, quedándose en casa de una prostituta. Sus enemigos le esperan a la entrada de la ciudad para matarle, pero aprovechando la noche, rompe la puerta y se la lleva al monte en frente de Hebŕon. Allí se enamora de Dalila. Los filisteos, a cambio de monedas de plata, la incitan a seducir al hombre y lograr así que le revele el secreto de su fuerza. Sansón le engaña, respondiéndola que sería vencido si le atasen con siete cuerdas húmedas. Dalila le hace caso y le ata, pero él rompe las cuerdas fácilmente. La mujer vuelve a preguntarle, a lo que él responde que bastaría con atarle con cuerdas nuevas para que se convirtiese en un hombre normal. Ella le hace caso y él vuelve a romperlas con facilidad. Dalila insiste en querer saber su secreto, y Sansón vuelve a mentirle, diciéndole que se debilitaría si le atasen sus siete trenzas con hilos, sujetándolas con clavos. Ella lo intenta y vuelve a fracasar por tercera vez. Tras mucha insistencia por parte de la mujer, Sansón le confiesa que perderá toda su fuerza si le cortan el pelo. Así lo hace un sirviente, y habiendo roto el juramento nazareno, Dios le abandona y le deja sin su extraordinaria fuerza. Los filisteos le capturan, le sacan los ojos y le llevan a Gaza, donde, prisionero, trabaja moliendo grano. No obstante, su pelo vuelve a crecer, de modo que va recuperando su hercúlea fuerza.



Un día, los jefes filisteos se reúnen en el templo para ofrecer un sacrificio a su dios, Dagón, por haber puesto en sus manos a su enemigo. Hacen llamar a Sansón para que les entretenga a ellos y a las tres mil personas que allí habían. El israelita pide al joven que le conducía que le deje entre las columnas sobre las que descansa el edificio, para poder descansar. Sansón invoca al Señor:



"Señor, Señor, te lo suplico, acuérdate de mí. Dame fuerzas sólo una vez más, y de un sólo golpe me vengaré de todos los filisteos por la pérdida de mis ojos.". Haciendo fuerza sobre las columnas, añadió: "Muera yo con los filisteos".
El edificio se vinó abajo, de tal forma que mató a más personas al morir de las que había matado durante toda su vida. Sus familiares recuperan su cuerpo y le entierran cerca de la tumba de su padre, Manoa.


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