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Ante la imposibilidad de evitar escenas truculentas como esta, se fue imponiendo la inyección letal, más rápida y aséptica. En la actualidad, los estados norteamericanos de Alabama, Arkansas, Kentucky, Virginia, Tennessee, Florida y Carolina del Sur mantienen la silla eléctrica como opción voluntaria del reo o –caso de Illinois y Oklahoma– en reserva por si la inyección fuera declarada inconstitucional. El último que se sentó en ella fue James Earl Reed, el 20 de junio de 2008. Fuera de EE UU, sólo Filipinas ha empleado la electricidad para hacer efectiva la pena capital, entre 1924 y 1976.
Fuente: Muy interesante.
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