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Desde sus inicios, el estado dominicano ha sido gobernado por individuos, quiénes en su mayoría, se preocuparon más por su crecimiento personal (si importar los medios) que por el pueblo que depende de sus decisiones.
Les hablo de políticos elegidos por el mismo pueblo (nosotros), quienes han tomado los fondos del estado (nuestros impuestos) como su cuenta bancaria personal. Corrompiendo el ambiente que les rodea, malversando, mintiendo, robando, pisoteando el país que tanto le costó a los trinitarios liberar.
Llegan las elecciones, el pueblo consigue un chance para desquitarse y poner en el trono del palacio a otros, quienes obviamente van a hacer lo mismo que los anteriores. Lo peor de todo es que los votantes estamos concientes de esto, y aun así seguimos en lo mismo.
Nuestra incapacidad para elegir es evidente y sin remedio. Pero es que es inevitable elegir mal, porque todos, absolutamente todos hacen lo mismo. Por eso hay que dejar esto en manos de Dios, que el decida, y si acaso existe un candidato diferente, que sea iluminado por el cielo para que gane y nos libre de esta estos males políticos.
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