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Las posibilidades de que un ataque nuclear perpetrado por terroristas devaste una de las grandes ciudades del mundo occidental son más del 50%, según el politólogo Graham Allison. Sin embargo, si se toman las medidas necesarias, esta probabilidad se reduciría considerablemente.
El uso de las más novedosas tecnologías para detectar el origen de las armas nucleares podría disuadir a los Estados que poseen armamento y material nuclear de que deben cuidarse tanto de robos como de vender dichas armas a grupos terroristas.
Por otro lado, el politólogo advierte que es necesaria una alianza global contra el terrorismo nuclear que minimice los riesgos, llevando a cabo cualquier acción que pueda evitar que el material nuclear caiga en manos de terroristas.
En pocas palabras, sólo la combinación de nuevas tecnologías y de una alianza global protegerá eficazmente a las ciudades occidentales.