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Esta película poco convencional nos traslada a la vida de un joven estudiante de secundaria, quien rodeado de una madre enfermizamente sobre protectora y un amigo incapaz de resolver sus problemas, trata de cumplir su meta de entrar a un instituto de escritores para refinar su ya muy bueno estilo de escribir.
El destino de este brillante y popular chico da un repentino vuelco cuando por error es atacado por unos desadaptados, quienes en medio de la noche lo dejan moribundo escondiendo su cuerpo en lo profundo de un bosque.
Al principio del día siguiente todo transcurre muy normal, hasta que la ignorancia que recibe de su entorno le ayuda a comprender que nadie lo ve, para todos el es invisible, está muerto. De ahí en adelante, el punto de vista de este joven empieza a cambiar gradualmente; ya que en su condición invisible se adentra más en la vida de aquellos cercanos a el.
En este punto de la película las cosas mejoran un poco, seguramente lo suficiente como para volver a sentar aquellos espectadores que ya casi estaban a punto de salir de la sala del cine; porque claramente esta no es una película para todo el mundo, hay que admitir que podría resultar un poco aburrida, especialmente para aquellos que no soportan ver a un protagonista cuya personalidad no es la que comúnmente encaja en la sociedad.
La psique de este protagonista es sin duda todo un caos, y la mala actuación de su intérprete lo empeora todo. La construcción de este personaje no fue la mejor, en ningún momento me sentí identificado con el ni con ninguno de los demás personajes. La trama es lo único que puede, con un poco de esfuerzo, atraer al espectador común.
Durante el desarrollo de la historia es interesante como el protagonista, en su condición de invisible, se acerca más a las dos personas más significativas de su existencia, su madre y la joven que le “quitó la vida”. De esta manera el joven conoció la otra cara de la moneda viendo lo equivocado que estaba cada vez que juzgaba a estas dos mujeres.
En el mismo desarrollo de la trama, de manera inesperada, el protagonista se da cuenta de que sigue con vida. Esta escena fue para mi una de las mejores, muy bien pensada. A partir de aquí nuestro brillante escritor empieza a persuadir a su verduga para que confiese y diga donde esta su cuerpo moribundo, y es donde además empezamos a conocer el lado humano de esta hermosa joven.
En el clímax de la película no hubo nada sorprendente, común en este tipo de películas psicológicas; pero vale la pena ver el final, la manera como ella pide perdón a su victima, cumpliendo a la vez con su deseo de hacer al menos una cosa buena en su vida.