Terremoto de 5,8 grados en Italia
"El centro histórico tiene una imagen fantasmal". Esa fue la impresión de nuestro corresponsal Íñigo Domínguez a su llegada a L'Aquila, la zona más afectada por el terremoto de 5,8 grados en la escala Richter que sacudió ayer de madrugada al centro de Italia. Por el momento, se contabilizan más de 179 muertos y 1.500 heridos, según ha confirmado el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Cascotes y cristales en el suelo, edificios dañados, afectados con maletas en los alrededores de la ciudad, autopistas cortadas, gente resguardada en los coches, tuberías rotas, excavadoras quitando escombros... Esa era la estampa del epicentro del terremoto a primera hora de la mañana de ayer. Desorientación, en definitiva, pese a que los servicios de emergencia trabajan sin descanso. Según los últimos datos oficiales del Gobierno italiano, el número de víctimas mortales supera los 150, una cifra que no hace más que aumentar según pasan las horas. Se confirman así los temores de por la mañana, cuando ya se avisaba de que el número de cadáveres iría subiendo conforme avanzaran las tareas de desescombro y rescate.
Mientras las labores para intentar rescatar a los supervivientes entre las ruinas no cesan, pese a la lluvia y la oscuridad de la noche, dos réplicas del seísmo han hecho que saltaran de nuevo todas las alarmas en la zona. A las 23.57 horas en los alrededores de las ciudades de L'Aquila, Barreto y Scoppitto se ha registrado un nuevo temblor de magnitud de 3,8 grados y poco más de una hora después la tierra ha vuelto a temblar con una magnitud de 4,8 grados en la escala Richter.
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