El problema de YouTube —ya quisieran muchos empresarios padecerlo— es el fantástico caos que le genera la fórmula maestra del cuélgalo tú mismo. La espontaneidad reinante, que convoca vídeos ingeniosos, divertidos y hasta de culto, también es responsable de imágenes repetidas, de calidad ínfima o difícilmente clasificables.
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El director general de Google, Eric Schmidt, no se resigna a dejar de sacar rendimiento a los millones de vídeos alojados en su servicio de YouTube y está ultimando un acuerdo con Universal Music para ofrecer un portal mucho más ordenado y atractivo con clips musicales de sus grandes estrellas. Si todo va bien, U2, Duffy, The Killers y un largo etcétera quedarán a un clic para los fans y, por supuesto, reportarán beneficios más amplios a Google y a las discográficas que los soñados hasta ahora.
El paso dado por Universal permitirá airear su amplio catálogo de clásicos, el mayor valor en una discográfica con solera, y es de suponer que pronto lo seguirán otras compañías, si se promete un trato más exquisito a sus artistas y unos ingresos que hasta el momento han resultado más que escasos.
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