Hasta las cosas más ricas del mundo tienen su lado negativo. Es que nada se puede disfrutar plenamente sin tener que darle mente a las consecuencias.
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No importa cómo de suculenta nos resulte una comida. Cada vez que nuestro cuerpo digiere alimentos se liberan radicales libres, unas moléculas que causan estrés oxidativo en nuestras células. Ese estrés afecta negativamente a nuestro organismo y aumenta el riesgo de sufrir ateroesclerosis, cáncer, Alzheimer, cataratas y otras patologías.
Por suerte, el químico estadounidense Ronald L. Prior ha encontrado un modo de contrarrestar estos efectos negativos: incluir en cada comida una dosis de alimentos antioxidantes. En concreto sus últimos experimentos, publicados en la revista Journal of the American College of Nutrition, demuestran los efectos positivos de las cerezas, las ciruelas, el kiwi, las uvas y las fresas. Además, el propio Prior demostró hace unos años que el cacao natural es uno de los alimentos con mayor poder antioxidante. Según prior, una taza de cacao soluble podría aportar dos veces más antioxidantes que una copa de vino tinto, y cinco veces más que una taza de té.
Fuente: Muy Interesante.
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